Es normal que a partir de los 45 años el óvalo facial comience a perder su firmeza. Una buena hidratación, hacer ejercicio y comer sano son cosas fundamentales que todas conocemos y que intentamos cumplir para mantener la piel joven y fresca.
La ingesta de agua, antioxidantes, verduras y frutas nos ayudarán en nuestro empreño.
Beber agua es importante para que la piel se vea en perfectas condiciones e hidratada por dentro. Un buen ejemplo para entender su importancia es la diferencia que existe entre una hoja seca y otra verde. La seca, sin agua, se rompe. Lo mismo ocurre con la piel, si está seca, es decir sin agua, forma arrugas cuando gesticulamos.
Es conveniente beber de litro y medio a dos litros al día y si lo preferimos podemos sustituir el agua por infusiones.
Las verduras sobretodo las amarillas y anaranjadas como zanahorias y calabaza poseen betacaroteno, el precursor de la vitamina A que protege las mucosas y la piel igual que el melocotón, las nectarínas y las cerezas. Por otra parte pimientos, tomates y col nos aportarán vitamina C.
Finalmente las frutas resultan imprescindibles sobre todo las cítricas y las frutas del bosque como kiwis, fresas, moras y naranjas por su aporte de vitamina C que es antioxidante y favorece la síntesis de colágeno, una proteína que no se puede incorporar de forma externa y es básica para evitar la flacidez y las arrugas.
Con esas pequeñas indicaciones que todas conocemos, además de la ayuda que nos aportan los cosméticos y los tratamientos de belleza, la alimentación nos ayudará de manera sencilla y natural a mantener una piel tersa durante mucho más tiempo, por supuesto, la genética también tiene mucho que decir en este aspecto, pero nosotras por lo menos intentaremos mantenernos durante más tiempo jóvenes y frescas ¿verdad que sí?.
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