martes, 7 de mayo de 2013

LA CHINATA Sales llegadas desde muy lejos

Siempre es un placer presentaros productos que surgen de la apuesta arriesgada de aquellas personas que saben transformar la tradición y adaptarla a los nuevos tiempos. El origen de esta marca revolucionaria se remonta al año 1932 en la Sierra de Gata en donde las aceitunas y el aceite de oliva dieron origen a La Chinata.
Conscientes de la inquietud de sus clientes por consumir alimentos sanos y naturales, se decidieron hace varios años a fabricar una línea de productos de alta gama bajo el nombre de La Chinata Selecciones de Gourmets.
Aunque la base sigue siendo los productos elaborados con su mejor aceite de oliva virgen extra, han ampliado su oferta con varios vinagres, mieles, sales, pimientas, aceites vegetales e incluso han desarrollado una completa gama de productos de cosmética natural basados en las propiedades del aceite de oliva. avalados por el saber hacer y el conocimiento de cuatro generaciones que han estudiado las propiedades del aceite de oliva.

Como hemos comentado entre los nuevos productos que han sacado al mercado están las sales ricas en oligoelementos.
Su origen viaja desde las minas de una remota montaña de Irán, bañada  en el pasado por el mar, hasta la isla de Molokai, en el archipiélago de Hawai, donde la arcilla volcánica se sedimenta en el mar, pasando por el Himalaya, cuya sal se formó hace 250 millones de años.
La Chinata ha seleccionado estos singulares rincones del mundo por la riqueza y peculiaridad de las sales que allí se conservan desde tiempos inmemoriales.  


A primera vista estas sales son estéticamente llamativas por su color, brillo y granulado irregular por lo que en la mesa resultan muy decorativas. Pero lo que realmente las hace interesantes es su composición, su riqueza en minerales esenciales como el hierro, calcio o potasio.
Además, por su origen las sitúan entre las sales más limpias y puras ya que proceden de océanos que se secaron hace más de 200 millones de años lo que las libera de cualquier tipo de contaminación. 
Dada su rápida solubilidad se recomienda echarlas sobre los alimentos justo al final cuando ya se encuentran en el plato para de esta manera poder desgustar su sabor y disfrutar de su textura.
Son ideales tanto para carnes blancas, aves de corral, pescado y vinagretas para ensaladas. 
 

Entre sus variedades nos encontramos con las siguientes:
Flor de Sal, denominada así por algunos expertos y que se obtiene mediante un proceso de evaporación controlado, sin ninguna intervención industrial. Se trata de cristales finos que se forman sobre la superficie del agua, al amanecer, durante el rocío se recolectan manualmente mediante técnicas tradicionales. Después se deja en sacas durante un año para que el sol y el viento acaben de secarla.  
Posee un sabor especial y un delicado olor marino y aunque pase el tiempo, no pierde sus propiedades ni se apelmaza.


La Sal Roja de Hawai procedente de sedimientos volcánicos es ideal para la barbacoa pero también se usa en otros platos de carne, pescado y marisco.


La Sal Rosa del Himalaya procede de una mina de sal rosada situada junto a la ruta de la seda que se considera la segunda más grande del mundo y cuyo nombre proviene del color rosado de sus cristales.
Por último nos encontramos con la Sal Azul de Persia cuyo origen proviene de la sal marina fosilizada de esa zona.


Si bien los nombres de estas cuatro sales resultan exóticos, lo que realmente importa es la fuerza que imprimen a cada uno de los platos y la potencia con la que realzan su sabor cada vez que las utilizamos. Si tenéis oportunidad de contar con una de sus tiendas en vuestra ciudad, no dejéis de entrar y preguntad por ellas. Quizás se conviertan en todo un descubrimiento.

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