Los pañuelos de papel nos acompañan siempre y se especializan cada día más para cubrir las diferentes necesidades que nos surgen a lo largo del año.
En la actualidad cuando pedimos un pañuelo de papel a alguien solemos pedir un Kleenex.
Este término que utilizamos para denominar a los pañuelos desechables es en realidad la marca con la que se empezaron a comercializar los pañuelos de papel en 1924.
Por aquel entonces se desarrolló un material denominado cellucotton que fue usado como filtro en máscaras anti-gas durante la Primera Guerra Mundial como reemplazo del algodón.
Una vez acabada la guerra se trató de buscar una salida comercial a esa celulosa por lo que se desarrollaron diferentes productos como las tohallitas para desmaquillarse que fueron muy bien acogidas, tanto que algunos las utilizaban como pañuelos de usar y tirar.
Aquel pañuelo ha evolucionado y podemos encontrar en el mercado formatos y diseños distintos que se adaptan a cada momento: para todos los días, para resfriados y alergias, con motivos decorativos o para los niños.
Este producto manteniendo su calidad nos ofrece una solución económica a nuestras necesidades más básicas pudiendo encontrar en el mercado una amplia variedad de marcas tanto en formato de paquete y caja.
A los que les gusta personalizar su entorno Kleenex les ofrece una amplia variedad de envoltorios con diseños atractivos y frescos. Incluso se pueden encontrar gamas de pañuelos coleccionables que cambian su diseño periódicamente manteniendo sus motivos a la moda y ofreciendo un producto diferente e innovador.
Por si ésto fuera poco también podemos encontrar pañuelos con bálsamo para evitar la irritación de la nariz, mentolados que nos refrescan y despejan e incluso extra suaves para los más sensibles.
Por último sólo nos queda soñar y preguntarnos cómo serán los pañuelos del futuro. ¿Os animáis a imaginárlo?. Sin duda es todo un reto en un sector en el que parece que ya está todo inventado.
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